martes, 28 de abril de 2015

El sí rotundo a la vida


Cuando el día ha sido demasiado largo, solo espera un poco. Aguarda. Deja que en tu ser nuevamente impere la ilusión. Pero no como una simple inyección de energía, sino  un continuo y vivo impulso de vivir, ¡Porque hay que darle el sí rotundo a la vida!

¿Por qué no ceder ante la vida? ¿Por qué?  ¿Por  qué no dejar que la llama inflame y te queme absolutamente? Que te recorra como una excesiva voluntad de continuar.

Un canto nuevo, un día más radiante porque has sido capaz de discernir la brillante alternativa, porque eres consciente de que no hay que tratar de limitar lo ilimitado: tratar de contenerse ante la vida. El límite no existe en un ser libre: en el camino de aprender a liberarse. Quien esté en camino a la libertad o se cuestione ante ello está en ascenso directo a su inmenso sueño 

¡El sol proyecta toda su energía cada día para que lo logres! ¡La luna es testigo! Aunque te digan que estás loco ¡Qué mas da! No entenderán; porque el resplandor de aquella hermosa luna te irá renovando, con su menguante secará las cálidas gotas de una mezcla baja de resignación y hartura.

Ella te conoce y tú a ella: tan solitarios y tan grandes, tan vivos y tan sagaces, tan prudentes y tan contenidos ¡Pero no le temas a explotar! ¡No pretendas no ahogarte en tu miseria si continúas conteniendo lo que suplica por salir: por hallar correspondencia!

Sé que muchas veces has sentido ese paralizante miedo, ese enemigo de la más pura voluntad, la eterna barrera que te ha distanciado de tu más sublime sueño, de alcanzarlo, tocarlo, abrazarlo y regocijarte en paz con él. Pero el miedo no es tan grave como parece o, sino ¿Cómo podríamos conocer la sensación de superarlo? De anteponerse a él, de ganarle la batalla cuando creías que era el contrincante más fuerte. Has sentido no reconocerte a ti mismo: el sabor de esa victoria te acompañará como esencia de la grandeza que abarcas y representas.

Y ahora bien, ¡emprende el vuelo! Deja ir de inmediato lo que pretende acongojarte, lo que pretende que agaches la cabeza, que construyas un caparazón ¡Deja que la vida te encuentra vestido de un color distinto a aquel negro en el que creíste basar tu vida! Construye tu ser con ideales mejorados o nuevos ¿por qué no? Que aquel universo interior que creyó haberse dado por vencido finalmente te encuentre dichoso y creyente en ti. El cielo y el infierno ya no serán una categoría para ti sino una superflua metáfora: siempre te ha pertenecido el cielo, ¿que por qué no lo sabías sino hasta ahora? ¡Porque hasta ahora te has dado la oportunidad de saberlo!

Derriba las paredes del prejuicio, cuestiónate, aliméntate de la poderosa fuente del conocimiento, nunca permitas que tu opinión se desvalorice. Permítete conocerte a ti mismo. ¡Desencadena ese corazón que muchas veces fue la causa de tu desdicha! Ya no te permitirás darle rienda suelta, sabrás contenerte, ¡desearás no haberle dado tanto poder! ¡Desearás haber antepuesto la razón!

Irás creciendo cual fuego que no pretende apagarse, siempre sincero, siempre fiel a ti mismo. Verás cómo el día nuevo trae consigo un sueño de mil posibilidades y mucha, mucha luz.